En estos tiempos de proliferación de los falsos evangelios es nuestra responsabilidad como hijos de Dios mantenernos en oración sin cesar, por todas aquellas personas creyentes y no creyentes que están siendo engañadas por estos lobos rapaces.
Estos lobos presentan un evangelio parecido al verdadero evangelio, se acercan mucho a la verdad, es decir: caminan como creyentes, se visten como creyentes, y hasta hablan como creyentes, pero no son creyentes; son hijos del infierno sobre los cuales caerá toda la ira del Dios santo y los destruirá y desmenuzará y raerá de la faz de la tierra junto con sus obras perversas e inicuas.
Todos los hijos de Dios debemos leer y escudriñar diligentemente las Escrituras para no ser engañados por doctrinas erróneas, y para que podamos identificar inmediatamente a los obreros fraudulentos.